jueves, junio 10

“Materialismo sísmico”


Liberty Valance.El Mercurio, Rev. Sábado: 29, Mayo, 2010. Pág. 38.

(Este libro anónimo fue quemado el 14 de septiembre de 1973, seguramente por error. Sólo se conservan dos páginas y ambas son para personas con criterio formado)

Durante siglos se enseñó a los chilenos que, en caso de terremoto, el lugar más seguro de la casa estaba bajo el dintel de una puerta. La mejor prueba eran las escasas fotografías del sismo de Valparaíso de 1906, donde lo que quedó en pie de un edificio, un teatro o una casa, fue el marco de la puerta.

Durante décadas la descripción de un maremoto vino de la literatura de ficción: el mar se retiraba lentamente, se distinguía el fondo marino y los peces desprevenidos morían saltando. El mar se recogía para tomar impulso y lo que volvía a la costa era una ola gigantesca y furiosa, que se veía a lo lejos.

Nada de lo enseñado o imaginado era cierto.

¿Qué es lo cierto?

Lo cierto es que la llamada sismología es una patraña que se viene abajo con cada terremoto y sólo los oscuros intereses de la ciencia permiten que exista.

Sólo de una cosa están seguros estos académicos del tres al cuatro: no saben nada.

Estos ignorantes nos han dicho al oído y han escrito, con un saber fatuo, que el tiempo no tiene nada que ver con los sismos. Y los meteorólogos, esas nanas de la ciencia o esos juniors porfiados de lo imprevisible, lo han repetido miles de veces.

La sabiduría popular, que es la única y verdadera ciencia, cree que las lluvias, los astros y la Tierra están conectados de manera secreta y ancestral, por vínculos que el hombre jamás descubrirá. Menos los sismólogos. Jamás los meteorólogos.

Aquellos que piensan que los fenómenos atmosféricos y sísmicos carecen de vínculos son los mismos que leyeron una carta en El Mercurio de Valparaíso, y no sólo no le hicieron caso, también se mofaron e incluso se levantaron contra el firmante:

“Pronóstico sobre fenómenos atmosféricos:

La Sección de Meteorología de la Dirección del Territorio Marítimo ha pronosticado fenómenos atmosféricos y sísmicos para el día 16 del presente mes, basada en las siguientes observaciones: el día fijado habrá conjunción de Neptuno con la Luna y máximo de declinación norte de ésta.

A causa de estas situaciones de los astros, la circunferencia del círculo peligroso pasa por Valparaíso y el punto crítico formado con la del Sol cae sobre las inmediaciones del puerto.
Cáp. Arturo Middleton

Valparaíso, agosto 6 de 1906”
Los días posteriores fueron terribles para el capitán, acusado de oscurantista e ignorante.
Esto se escribió: “¿Acaso no frecuenta ese capitanejo a esas niñas ociosas y buenas para nada, que dicen hablar con los fantasmas en su casa de espíritus: las Morla?”
Esto se dijo: “No me parece razonable que la Armada tenga en sus barcos a un capitanucho que pretende leer la línea del futuro y que está caro para ver las líneas de una mano”.
Cinco para la 8 del jueves 16 de agosto, a diez días de la carta, los del plan de la ciudad escucharon un retumbar de truenos y los del cerro el mugido de un tren: era el terremoto de 1906.

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