martes, diciembre 14

Galletas Navideñas


Dense un tiempo y preparen en familia sus propias galletas de Navidad. Lo importante es disfrutar todo el proceso: desde la elaboración de la masa, hasta la decoración de cada una de ellas. Recuerden que el objetivo es pasar un momento juntos, además puede ser un hermoso regalo hecho por tus manos, pensando en los seres queridos…galletas con sabor a cariño.
Esta receta rinde 45 a 50 galletas.
Ingredientes:
Para la masa
• ½ kilo de harina
• 150 grs. de mantequilla
• 1 taza de azúcar rubia
• 2 huevos
• 2 cucharaditas de levadura
• 6 cucharadas de leche
Preparación de la masa: mezcle la harina, la levadura y el azúcar rubia, y luego añada la mantequilla en trozos, uniéndola al resto de los ingredientes. Agregue la leche con los huevos-previamente mezclados- y amase. Envuelva la masa y deje reposar en el refrigerador por 1 hora.
Pasado este tiempo, enharine la superficie en la que trabajara la masa, extiéndala con un uslero y deje la forma que quiera con moldes para galletas. Finalmente, ponga en el horno precalentado, por 15 a20 minutos a 230º.
Para decorar:
• Colorantes alimenticios (verde, rojo y amarillo)
• 600 grs. de azúcar flor
• 2 claras de huevo
• Jugo de limón
• Distinto tipos de mostacilla comestible para decorar
Preparación del decorado; unir el azúcar flor y la clara batida a punto de nieve y distribuir de manera equivalente en tres pocillos, agregando en cada uno los colorantes, luego unas gotas de jugo de limón y formando así el glaseado. Una vez que saque las galletas del horno y estén frías, añada esta pasta y sobre ellas agregue las mostacillas o adornos comestibles.

Armonía con flores


Nada como tener flores naturales y frescas en el hogar. Pero para que den verdadera armonía a los espacios, recuerde que ciertos colores son más indicados que otros:
En la entrada o recibidor se aconseja poner flores en tonos lilas o azules, porque proyectan una sensación de acogida.
Para el living o el comedor el color ideal es el amarillo o anaranjado. Entregan alegría y dan ánimo.
En la sala de estar o terraza, procure que sean colores muy claros, idealmente blancas, porque otorgan paz y calma, para un mayor descanso.

lunes, diciembre 13

La pequeña Estrella de Navidad


De entre todas las estrellas que brillan en el cielo, siempre había existido una más brillante y bella que las demás. Todos los planetas y estrellas del cielo la contemplaban con admiración, y se preguntaban cuál sería la importante misión que debía cumplir. Y lo mismo hacía la estrella, consciente de su incomparable belleza.
Las dudas se acabaron cuando un grupo de ángeles fue a buscar a la gran estrella:
- Corre. Ha llegado tu momento, el Señor te llama para encargarte una importante misión.
Y ella acudió tan rápido como pudo para enterarse de que debía indicar el lugar en que ocurriría el suceso más importante de la historia.
La estrella se llenó de orgullo, se vistió con sus mejores brillos, y se dispuso a seguir a los ángeles que le indicarían el lugar. Brillaba con tal fuerza y belleza, que podía ser vista desde todos los lugares de la tierra, y hasta un grupo de sabios decidió seguirla, sabedores de que debía indicar algo importante.
Durante días la estrella siguió a los ángeles, indicando el camino, ansiosa por descubrir cómo sería el lugar que iba a iluminar. Pero cuando los ángeles se pararon, y con gran alegría dijeron “Aquí es”, la estrella no lo podía creer. No había ni palacios, ni castillos, ni mansiones, ni oro ni joyas. Sólo un pequeño establo medio abandonado, sucio y maloliente.
- ¡Ah, no! ¡Eso no! ¡Yo no puedo desperdiciar mi brillo y mi belleza alumbrando un lugar como éste! ¡Yo nací para algo más grande!
Y aunque los ángeles trataron de calmarla, la furia de la estrella creció y creció, y llegó a juntar tanta soberbia y orgullo en su interior, que comenzó a arder. Y así se consumió en sí misma, desapareciendo.
¡Menudo problema! Tan sólo faltaban unos días para el gran momento, y se habían quedado sin estrella. Los ángeles, presa del pánico, corrieron al Cielo a contar a Dios lo que había ocurrido. Éste, después de meditar durante un momento, les dijo:
- Buscad y llamad entonces a la más pequeña, a la más humilde y alegre de todas las estrellas que encontréis.
Sorprendidos por el mandato, pero sin dudarlo, porque el Señor solía hacer esas cosas, los ángeles volaron por los cielos en busca de la más diminuta y alegre de las estrellas. Era una estrella pequeñísima, tan pequeña como un granito de arena. Se sabía tan poca cosa, que no daba ninguna importancia a su brillo, y dedicaba todo el tiempo a reír y charlar con sus amigas las estrellas más grandes. Cuando llegó ante el Señor, este le dijo:
- La estrella más perfecta de la creación, la más maravillosa y brillante, me ha fallado por su soberbia. He pensado que tú, la más humilde y alegre de todas las estrellas, serías la indicada para ocupar su lugar y alumbrar el hecho más importante de la historia: el nacimiento del Niño Dios en Belén.
Tanta emoción llenó a nuestra estrellita, y tanta alegría sintió, que ya había llegado a Belén tras los ángeles cuando se dio cuenta de que su brillo era insignificante y que, por más que lo intentara, no era capaz de brillar mucho más que una luciérnaga.
“Claro”, se dijo. “Pero cómo no lo habré pensado antes de aceptar el encargo. ¡Si soy la estrella más pequeña! Es totalmente imposible que yo pueda hacerlo tan bien como aquella gran estrella brillante... ¡Que pena! Mira que ir a desaprovechar una ocasión que envidiarían todas las estrellas del mundo...”.
Entonces pensó de nuevo “todas las estrellas del mundo”. ¡Seguro que estarían encantadas de participar en algo así! Y sin dudarlo, surcó los cielos con un mensaje para todas sus amigas:
"El 25 de diciembre, a medianoche, quiero compartir con vosotras la mayor gloria que puede haber para una estrella: ¡alumbrar el nacimiento de Dios! Os espero en el pueblecito de Belén, junto a un pequeño establo."
Y efectivamente, ninguna de las estrellas rechazó tan generosa invitación. Y tantas y tantas estrellas se juntaron, que entre todas formaron la Estrella de Navidad más bella que se haya visto nunca, aunque a nuestra estrellita ni siquiera se la distinguía entre tanto brillo. Y encantado por su excelente servicio, y en premio por su humildad y generosidad, Dios convirtió a la pequeña mensajera en una preciosa estrella fugaz, y le dio el don de conceder deseos cada vez que alguien viera su bellísima estela brillar en el cielo.

Autor.. Pedro Pablo Sacristán