viernes, abril 30

Para meditar sobre el trabajo...


Sabemos que nadie es imprescindible en el trabajo; sabemos que las empresas pueden despedirnos de la noche a la mañana; sabemos que si caemos enfermos, todo sigue adelante; sabemos, incluso, que el futuro de la empresa variará muy poco si la abandonamos.
Pero, sin embargo, en ocasiones nos aferramos a nuestro puesto de trabajo como si de un salvavidas se tratara. Como si fuera lo más importante de nuestra existencia. Como si la "carrera profesional" fuera la única que estamos corriendo.
La cosa no sería tan preocupante para la sociedad en su conjunto si, como ocurría hace cincuenta años, esa enajenación mental fuera exclusivamente cosa de los hombres. Al menos entonces había alguien que se ocupaba de lo realmente importante: los hijos, la educación, la salud, el amor...
Hoy en día, en vez de intercambiar los papeles, las mujeres se han igualado con nosotros (aunque, afortunadamente, hay excepciones en ambos bandos). Y los dos sexos campamos por la vida hiper-preocupados del trabajo, dejando en manos de otros las cosas importantes.Hasta tal punto esto es así que, hablando recientemente con unas compañeras de trabajo, llegaban a la siguiente conclusión: hoy en día, es más fácil cambiar de marido que cambiar de trabajo.
O el mercado del amor está muy devaluado, o el aprecio por una ocupación profesional ha alcanzado cotas desmedidas...
(http://contraejemplo.lacoctelera.net/post/2006/10/06/-es-mas-facil-cambiar-marido-cambiar-trabajo-)

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